La Crónica de Hoy
Batalla contra el enemigo invisible
Aterrorizada por la influenza, enemiga invisible, la ciudad se transformó en "pasarela de vaqueros y asaltantes". Esta vez la muchedumbre olvidó el pan caliente y, a cambio, se arremolinó frente a las boticas en busca del objeto deseado: un cubrebocas. Pronto, las farmacias reportaron producto agotado. Algunas, como la ubicada frente al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), solicitaron a los proveedores envíos de urgencia y las máscaras pasaron de 50 centavos a uno y dos pesos. Compras de pánico y… negocio fulminante. Había incluso peticiones telefónicas y cibernéticas. Los empleados farmacéuticos, sumados al ejército encubierto, distribuían en bolsas las piezas solicitadas: 20, 50, 100… "Para toda la familia, para los amigos". Nadie, sin embargo, tenía la certeza de cuán benéfico podía resultar el método enmascarado. En minutos se agotó también el segundo encargo, pese a la advertencia de un médico del INER que se acercó al expendio atraído por el borlote: "No lo necesitan, a menos que estén frente a un enfermo". Pero el vaivén de embozados continuó. "Los nuevos vaqueros" se cubrían la boca para leer en la banca del camellón contiguo, para bolearse los zapatos o tomar fotografías. Hubo locos de la lente que llegaron encapuchados, untados con gel antibacterial y ataviados con playeras cuyas leyendas advertían de un "planeta de terror". Los propios vigilantes del instituto sumaron a su uniforme policiaco caretas protectoras y así, con su disfraz de asaltantes azules, abrían y cerraban puertas, registraban y borraban nombres, recibían y despedían ambulancias.
http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=428416
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