viernes, 22 de mayo de 2009

CONTINÚA EL ÉXITO DE OTELO EN EL CCU


· Las localidades se agotan con semanas de anticipación a las presentaciones.
· La escenografía no son más que paneles corredizos


Por: Viridiana Brito

Con todo y que Otelo significa un reto de dirección, vestuario y escenografía, por falta de recursos, la primera temporada de este año de la Dirección de Teatro de la UNAM ha sido un éxito, aun después de su estreno, ya que las localidades se encuentran agotadas con semanas de antelación a la fecha de presentación.

Otelo, de William Shakespeare, se exhibe bajo la dirección de Claudia Ríos, quien con pocos recursos económicos y ayuda de todo el estaf han logrado un éxito inesperado.

La obra es por sí misma inconmensurable, ya sea por la manera en que se relata una historia de celos, ambientada bajo la batalla en Chipre contra los turcos, o por la forma en que Shakespeare muestra las debilidades del ser humano. Poder, avaricia, inseguridad, desconfianza, miedo y debilidad son algunos de los deseos y sentimientos que se encarnan en los personajes.

La escenografía a cargo de María Dibildox y Janet Maggi, consiste en paneles corredizos que rodean el escenario, los cuales permiten la entrada y salida de los actores y el cambio de los diferentes espacios donde se va desarrollando la historia.

Sin más mobiliario que el lecho de muerte de Desdémona en el último acto, la obra exige al espectador el uso de su imaginación para recrear los diversos escenarios. Con una utilería igualmente limitada, los actores hacen gala de su capacidad actoral para sobrellevar estos detalles que podrían infligir en el desarrollo y entendimiento del relato.

El vestuario creado por las diseñadoras Tolita y María Figueroa, llenan de color la obra, imprimiéndole una ambientación y brindándole a cada uno de los personajes el porte y perfil que requieren. Como el vestido blanco y sencillo de Desdémona que expresa su sinceridad y pureza, o el vestuario de Emilia, un vestido rojo que realza el carácter de esta mujer que logra desenmarañar, demasiado tarde, el lío creado por Yago.

Claudia Ríos dirige a 17 actores, entre los que destacan por su fama y talento Hernán Mendoza, encarnando a Otelo, quien a lo largo de la historia tiene drásticos cambios de actitud, los cuales el actor logra llevar a buen término. En el papel de Desdémona alternan funciones Ana de la Reguera y Aurora de la Lama, esta última con una actuación acertada sobre lo que representa su personaje.

Cecilia Suárez en el papel de Emilia, y Carlos Corona, como Yago, logran crear una pareja con una misma fuerza actoral. Ejemplo de ello son los monólogos que emiten los personajes acompañados solamente de una luz tenue y que se convierten en la parte reflexiva explícita de la obra.

Por su duración, que se aproxima a las tres horas, se tiene la necesidad de hacer un breve intermedio para descanso tanto del público como de los actores, que sin duda hacen un esfuerzo por mantener su papel hasta la última línea.

Otelo se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario, los jueves, viernes y sábados a las 19:00 hrs., y los domingos a las 18 hrs., hasta el 7 de junio de este año.

EGRESADOS DEL CUT PROTAGONIZAN LA OBRA DELIRIUM TREMENS




Por: Viridiana Brito

La puesta en escena Delirium Tremens, basada en el reportaje de Ignacio Solares, con la adaptación y dirección de Antonio Crestani, cuenta con la participación de seis actores, todos egresados del Centro Universitario de Teatro, una de las principales instituciones dedicadas a la profesionalización de los actores mexicanos.

La obra logra reunir distintas generaciones, desde Jorge Ávalos, actual becario del FONCA en la categoría de Creadores Escénicos, quien ha participado en aproximadamente 40 obras de teatro, entre las que destaca La vida es sueño de Calderón de la Barca, bajo la dirección de José Luis Ibáñez, hasta la participación de Luis Maya, recién egresado de ésta institución.

Ávalos da vida al personaje de Gabriel, un alcohólico que ha padecido el delirium tremens. Éste se encarga de explicar en el transcurso del relato las consecuencias que ha padecido debido a la enfermedad, convirtiéndose en la historia central de la trama.

El actor interpreta magistralmente a este hombre de clase media y apariencia madura, el cual tiene un temperamento difícil de comprender, Gabriel tiene respuestas extremas ante situaciones cotidianas, como su desesperación y enojo por un retraso de tan sólo cinco minutos en la cita que concierta con Ignacio Solares, personaje de la obra, confesando que estaba apunto de marcharse debido a su impuntualidad.

Durante su narración, el protagonista afirma haber visto sentado en el sofá de su casa al compositor Mozart, considerando al músico y en especial a su Réquiem, el motivo por el cual pudo dejar definitivamente la bebida, cambiado las gotas de alcohol por las notas de la pieza musical.

Por su parte, Luis Maya, interpreta a un hombre que padece un delirio visual en el desarrollo de la obra. Con un gran esfuerzo físico y actoral, Maya se enfrenta a interpretar estados de ánimo completamente opuestos.

Comienza con visiones de pequeños seres que identifica como ángeles, haciéndolo sentir contento y de un momento a otro, estos seres se convierten en demonios que quieren arrancarle la lengua, tornando su alegría en una completa desesperación.

El resto el elenco está conformado por José María Mantilla, quien interpreta a Ignacio Solares. Aída López está en el papel de Laura, una señora que padeció el abandono paterno y quien ha sido, como ella misma lo menciona, madre de su madre desde los doce años, encontrando en la bebida una salida a su vida sin motivos y esperanzas.

Salomón Santiago encarna a un taxista que ha sido internado en un sanatorio como consecuencia de sus delirios auditivos, los cuales lo llevaron a cometer acciones peligrosas en contra de otras personas. Las voces que escucha le dicen cómo debe comportarse, llegando al grado de solicitarle su propia muerte.

Por último aparece en escena Edurne Ferrer, interpretando el personaje de una joven de clase alta, la cual se ríe de todas las acciones que cometió cuando se encontraba en estado de ebriedad. Ella alucina a un pequeño duende quien se convierte en su compañía en cada una de sus borracheras. Esta joven relata las distintas ocasiones en las que intentó quitarse la vida.

Delirium Tremens es una obra que le permite al espectador reflexionar sobre las consecuencias de ser alcohólico, presentando en estas historias la vulnerabilidad del ser humano. La pieza dramática no asume una posición entre lo bueno o malo que es esta adicción, dejándoles a los asistentes la oportunidad de hacer su propia reflexión del tema.

La puesta en escena se presenta en el Teatro Santa Catarina en Coyoacán. Los jueves y viernes, 20:00; sábados, 18:00 y 20:00, y domingos a las 18:00 horas, hasta el 5 de julio de 2009.